El hierro es crítico para la vida humana. Desempeña un papel crítico en la molécula de hemoglobina de los glóbulos rojos (RBC), donde transporta oxígeno de los pulmones a los tejidos del cuerpo y dióxido de carbono desde los tejidos hasta los pulmones. El hierro también actúa en varias enzimas importantes en la producción de energía y el metabolismo, incluyendo la síntesis del ADN.

Deficiencia de hierro

La deficiencia de hierro es la más común en los Estados Unidos. Los grupos con mayor riesgo de deficiencia de hierro son los bebés menores de dos años, las adolescentes, las mujeres embarazadas y los ancianos. Los estudios han encontrado pruebas de deficiencia de hierro en hasta el 30 al 50 % de las personas en estos grupos.

La deficiencia de hierro puede deberse a un mayor requerimiento de hierro, una menor ingesta en la dieta, una menor absorción o utilización, la pérdida de sangre o una combinación de varios factores. El aumento de los requerimientos de hierro ocurre durante los períodos de crecimiento y la adolescencia, así como durante el embarazo y la lactancia. Actualmente, a la gran mayoría de las mujeres embarazadas se les da rutinariamente suplementos de hierro durante el embarazo, ya que el dramático aumento en la necesidad de hierro durante el embarazo generalmente no se puede satisfacer solo con la dieta.

El déficit de hierro es la causa más común de anemia (deficiencia de glóbulos rojos). Sin embargo, debe señalarse que la anemia es la última consecuencia de la deficiencia de hierro. Las enzimas dependientes del hierro e involucradas en la producción de energía y el metabolismo son las primeras afectadas por los bajos niveles de hierro. La ferritina sérica es la mejor prueba de laboratorio para determinar las reservas de hierro corporal.

Incluso la deficiencia marginal de hierro puede afectar significativamente al sistema inmune. La deficiencia de hierro reduce en gran medida la capacidad del sistema inmune para combatir las infecciones. Se han obtenido hallazgos comunes en personas deficientes de hierro relacionados con una mayor tasa de infecciones, contracción del tejido linfático, concentraciones alteradas de glóbulos blancos y función defectuosa de estos. La deficiencia de hierro puede ser el factor responsable en muchas personas que padezcan un sistema inmune deteriorado, infecciones crónicas y resfriados frecuentes.

La deficiencia de hierro también se asocia con una capacidad de atención notablemente disminuida, menor complejidad o capacidad de cumplir un propósito, menor tiempo de atención, así como la disminución de la persistencia y de la actividad voluntaria. Afortunadamente, los suplementos de hierro ayudan a la restauración de una función mental normal.

En cuanto a los niveles de energía, varios investigadores han demostrado claramente que incluso una ligera deficiencia de hierro conduce a una reducción en la capacidad de trabajo físico y la productividad.

Las encuestas de nutrición realizadas en los Estados Unidos han indicado que la deficiencia de hierro afecta de manera importante a la salud y a la capacidad de trabajo y, como consecuencia de esto, genera una pérdida económica para el individuo y el país. Los suplementos con hierro han demostrado aportar rápidas mejoras en la capacidad de trabajo en individuos con deficiencia de hierro. El deterioro del rendimiento físico debido a la deficiencia de hierro no depende de la anemia. Nuevamente, las enzimas dependientes de hierro e implicadas en la producción de energía y el metabolismo se verán afectadas mucho antes de que ocurra la anemia.

El hierro es importante para las mujeres cuando menstrúan

Las mujeres pierden normalmente de 40 a 80 ml de sangre por período. En la mayoría de los casos, los períodos más intensos están definitivamente asociados con una deficiencia de hierro. Un balance negativo de hierro significa que se pierde más sangre que la que se absorbe a través de la dieta.

La pérdida de sangre menstrual es bien reconocida como una de las principales causas de anemia por deficiencia de hierro en mujeres fértiles. Sin embargo, lo que no se sabe tan bien es que la deficiencia crónica de hierro puede ser una causa de pérdida excesiva de sangre menstrual, una afección conocida como menorragia. Se ha sugerido que la deficiencia de hierro provoca la menorragia en base a varias observaciones, siendo la más importante que los suplementos con hierro a menudo aportan una disminución dramática en la pérdida de sangre menstrual. En un estudio doble ciego controlado con placebo, el 75 % de las mujeres que recibieron suplementos de hierro tuvieron una reducción significativa de la menorragia en comparación con solo el 32,5 % del grupo con placebo.

Los suplementos de hierro, a una dosis diaria de 100 mg de hierro elemental, se han recomendado como terapia preventiva por parte de varios investigadores, ya que supuestamente la deficiencia crónica de hierro puede promover la menorragia y las enzimas que contienen hierro en el útero se agotan antes de que se observen cambios en el número de glóbulos rojos o hemoglobina.

El hierro es crítico durante el embarazo

Durante el embarazo, la necesidad de hierro aumenta drásticamente debido a las contribuciones de hierro al feto, la placenta y el cordón umbilical, junto con un aumento en la masa de glóbulos rojos de la madre. La pérdida de hierro en la orina, el sudor y las heces también aumenta. Por lo tanto, la anemia por deficiencia de hierro es extremadamente común en el embarazo. Por estas razones, la ingesta diaria recomendada de hierro durante el embarazo es de 60 mg. Dado que esto no se puede lograr normalmente con medios dietéticos, entran en juego los suplementos.

La necesidad de hierro adicional no termina cuando el bebé nace. Por lo general, la madre perderá aproximadamente de 150 a 300 mg. de hierro debido a las hemorragias y a la pérdida de sangre durante el parto. Además, la lactancia causa un drenaje adicional de las reservas de hierro. Por estas razones, es importante que las mujeres continúen tomando suplementos de hierro durante todo el embarazo y el período de lactancia.

El hierro es necesario para un sistema inmune fuerte

Incluso la deficiencia marginal de hierro puede afectar significativamente al sistema inmune. La deficiencia de hierro reduce en gran medida la capacidad del sistema inmune para combatir las infecciones. Hallazgos comunes en personas deficientes de hierro indican una mayor tasa de infecciones, contracción del tejido linfático, concentraciones alteradas de glóbulos blancos y función defectuosa de estos. La deficiencia de hierro puede ser el factor responsable en muchas personas que padezcan un sistema inmune deteriorado, infecciones crónicas y resfriados frecuentes.

Bajos niveles de hierro = bajos niveles de energía

Varios investigadores han demostrado claramente que incluso una ligera deficiencia de hierro conduce a una reducción en la capacidad de trabajo físico y la productividad. Las encuestas de nutrición realizadas en los Estado Unidos han indicado que la deficiencia de hierro afecta de manera importante a la salud y a la capacidad de trabajo y, como consecuencia de esto, genera una pérdida económica para el individuo y el país. Los suplementos con hierro han demostrado aportar rápidas mejoras en la capacidad de trabajo en individuos con deficiencia de hierro. El deterioro del rendimiento físico debido a la deficiencia de hierro no depende de la anemia. Nuevamente, las enzimas dependientes de hierro e implicadas en la producción de energía y el metabolismo se verán afectadas mucho antes de que ocurra la anemia.

El hierro es crítico para la función cerebral

Prácticamente cualquier deficiencia de nutrientes puede provocar un deterioro de la función cerebral, especialmente en los niños. Dado que la deficiencia de hierro es la más común en los niños estadounidenses, es la causa nutricional más importante relacionada con las discapacidades de aprendizaje. La deficiencia de hierro también se asocia con una capacidad de atención notablemente disminuida, menor complejidad o capacidad de cumplir un propósito, menor tiempo de atención, así como la disminución de la persistencia y de la actividad voluntaria. Afortunadamente, los suplementos de hierro ayudan a la restauración de una función mental normal.

Los suplementos con hierro mejoran el síndrome de piernas inquietas

Se han encontrado bajos niveles séricos de hierro o ferritina en pacientes con el llamado "síndrome de piernas inquietas" (SPI), un síndrome caracterizado por un impulso irresistible de mover las piernas. En personas con SPI y bajos niveles de ferritina sérica, los suplementos con hierro han demostrado mejorar significativamente el SPI.

Dosis habitual

Los suplementos de hierro más populares son el sulfato ferroso y el fumarato ferroso. Sin embargo, las mejores formas parecen ser el pirofosfato férrico y el bisglicinato ferroso. Ambos están libres de efectos secundarios gastrointestinales, con una biodisponibilidad relativa más alta, especialmente si se toman en ayunas.

Para la deficiencia de hierro, la recomendación habitual son 30 mg de hierro dos veces al día, entre comidas. Si esta recomendación te produce malestar abdominal, toma 30 mg con las comidas, tres veces al día.

Efectos secundarios

Los efectos secundarios más comunes son la irritación gastrointestinal leve, el estreñimiento o diarrea además de las náuseas. Estos se ven con mayor frecuencia con el sulfato ferroso o el fumarato. El pirofosfato férrico y el bisglicinato ferroso se toleran mejor.

Estudios recientes han sugerido el posible vínculo entre niveles elevados de hierro y el riesgo de ataques cardíacos. Los niveles elevados de hierro en la sangre pueden conducir a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, al derivar radicales libres en la sangre y dañar el colesterol o las paredes de las arterias de manera directa. Debido a esto, muchos expertos creen que es mejor reservar los suplementos de hierro para casos de deficiencia de hierro, mujeres que menstrúan durante el embarazo y la lactancia.

Interacciones farmacológicas

Los medicamentos antiinflamatorios como la aspirina y el ibuprofeno pueden contribuir a la pérdida de hierro por sangrado gastrointestinal.